sábado, 4 de febrero de 2012

Revolución sueca: el futuro de la Educación y la implicación tecnológica



Mientras en España perdemos el tiempo en debatir si implantar asignaturas como "Educación para la Ciudadanía" ó "Educación Cívica y Constitucional" y sus respectivos enfoques y programas, mientras elucubramos cómo proporcionar un portátil para cada alumno en determinadas aulas (que en muchos lugares ni saben cómo "exprimirlo", y en algunos ni se pueden utilizar, y sin entrar al tema de los robos que se están produciendo en Centros Educativos) y mientras soportamos que cada nuevo gobierno se empeñe en implantar una nueva reglamentación educativa sin otro resultado que el aumento del fracaso escolar, el "bluf" de la LOGSE, y los deprimentes resultados obtenidos en los sucesivos Informes PISA, en otras partes del globo estudian y prueban nuevas fórmulas educacionales.

En relación a ésto, el modelo de enseñanza sueco está sufriendo una verdadera revolución, y la tecnología es parte fundamental en el cambio, aunque como en cualquier aspecto de la vida nada es perfecto. Pero es interesante reflexionar en profundidad al respecto, pues buena parte de nuestro futuro depende (y pende) del tratamiento que se otorgue a la Educación.

El actual modelo de enseñanza que todos conocemos, basado en el aula y la habitual situación profesor - alumnos, con la distribución de éstos últimos en diferentes niveles tiene sus orígenes en la Iglesia europea medieval, la cual trasplantó a la educación el sistema sacerdote - fieles en sus lugares de culto. Como podemos comprobar ésto apenas ha cambiado durante siglos..., al menos hasta ahora.


En Suecia, la empresa Vittra regenta un puñado de escuelas concertadas en las que está aplicando una filosofía educativa que choca frontalmente con lo que conocemos hasta el momento, como en el último proyecto, conocido como Telefonplan. Y el primer cambio es la desaparición de las aulas en favor de un entorno que fomente en los niños la "curiosidad" y la "creatividad", y en el que éstos trabajan tanto de forma independiente en espacios abiertos mientras se relajan o en "la aldea" cuando trabajan en grupo sobre determinados proyectos. Para el diseño espacial han contado con el estudio arquitectónico de interiorismo de Rosan Bosch que ha realizado proyectos casi futuristas para favorecer la interactuación de los alumnos y que utiliza el espacio como una herramienta pedagógica más.

Estos alumnos ya no siguen un sistema convencional: ni tienen "aulas", ni se distribuyen por edades y apellidos, ni se organizan mediante tradicionales "asignaturas", sino que basan su aprendizaje en la apuesta decidida por el uso intensivo de la tecnología, la educación plenamente bilingüe y en la recreación de entornos de aprendizaje basados en la experiencia y la vida real. Y no se agrupan por edades sino por grupos según su nivel.


Este nuevo sistema se implanta dentro de la enseñanza pública concertada y la admisión del alumno es gratuíta, siempre que cuente con una especie de número similar al de la Seguridad Social y uno de los progenitores sea sueco.

Ahora bien, como bien decía al principio nada es perfecto, y este sistema tampoco, y su déficit reside en que es un sistema perfecto para niños con cierto grado de inteligencia, responsabilidad y de autodisciplina, porque una de las críticas que está recibiendo es que, debido a que no existe un número elevado de profesores/pedagogos, los niños sin esas características terminan abandonando el centro por otros públicos convencionales. 

Sin embargo bien está reflexionar sobre nuevos sistemas que permitan una igualdad no sólo por el nivel de abajo, sino por el nivel de oportunidades y habilidades.

Mientras el debate educacional español se base en aspectos como la eliminación de la tarima, o la implantación del "tuteo" y la errónea concepción de una malentendida igualdad profesor/alumno, seguiremos perdiendo un tiempo precioso, y un futuro mejor.


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