viernes, 18 de mayo de 2012

Caso real de robo repetitivo en cafetería: la niebla como barrera efectiva

Este es un caso de los que, por desgracia, cada vez se producen más habitualmente. Es el robo repetido en una cafetería (hasta en tres ocasiones en tres semanas).

Es un buen ejemplo de lo que se entiende por seguridad complementaria. Hoy en día ninguna medida, por sí sola y de forma aislada, supone una protección real frente a los robos. Sin lugar a dudas, la niebla es la medida más efectiva para repeler los robos, porque la existencia de generadores supone de por sí la mayor disuasión, pero en caso de intrusión, al menos se minimizan daños y se evita el robo.

En el siguiente video se pueden ver los tres intentos de robo en los que como denominadores comunes nos encontramos la niebla y la ausencia de robo. La diferencia entre ellos estriba en la filosofía de uso que el cliente tiene para sus medidas de seguridad. 

Desde el principio, el cliente tenía muy claro que lo primero que debía proteger era la caja registradora y la máquina tragaperras. La diferencia estriba en que inicialmente el propietario del local tenía exclusivamente conectado el generador de niebla a su sistema de alarma. En el momento en que ésta salta (segundos después de realizarse la intrusión) se produce el disparo del generador de niebla. Mientras tanto se ha producido un apalancamiento en la puerta en el primer intento y un destrozo del cristal de la misma en el segundo. El objetivo final, salvaguardar caja registradora y máquina de juego se ha conseguido: los delincuentes llegan hasta ellas, pero la niebla les impide ver absolutamente nada y deben escapar sin el botín para no verse envueltos en la densidad de la niebla y por tanto, detenidos por la policía. Tan sólo disponen de unos segundos para escapar.

Tras los dos robos con apenas unos días de diferencias, el propietario del local se deja asesorar por la empresa de seguridad e instala, además de los sensores volumétricos, unos sensores acústicos. De esta manera, cuando el cristal comienza a ser golpeado, se produce de forma inmediata el disparo del generador de niebla. El delincuente se da cuenta de que no va a poder ver nada en el local y desiste en el intento: se ha conseguido el objetivo principal y además se han evitado daños y destrozos.


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